Existen varios métodos médicos o quirúrgicos para realizar el estiramiento facial como parte del tratamiento de rejuvenecimiento. Entre estos encontramos: La ritidectomía y el lifting facial.
Ambos procedimientos tienen como objetivo el mejorar notablemente el aspecto de la piel del rostro y cuello (área de la mandíbula) a través de la eliminación o disminución de los surcos mejor conocidos como “arrugas” y así provocar un aspecto joven.
La piel tiende a perder su elasticidad y las propiedades que la mantienen firme a partir de los 37 años, esto es a causa del tiempo de exposición al sol, nivel de estrés, maltrato en la piel o simplemente genética. El estiramiento facial, es entonces el procedimiento quirúrgico donde se retira la piel sobrante (o exceso de piel) del área del rostro y cuello, eliminando así los signos de flacidez, los surcos y arrugas, resultando así un aspecto agradable y joven de la zona facial.
Aunque el estado de la piel comienza a decaer a partir de los 37 años (en la mayoría de casos) como ya hemos mencionado. Los especialistas recomiendan hacer el estiramiento facial a partir de los 45 años para lograr un efecto duradero y deseado.
El objetivo de los métodos rejuvenecedores es por supuesto devolver la vitalidad a la zona tratada. Además del procedimiento quirúrgico de estiramiento facial, es posible cumplir el objetivo a través de tratamientos que no requieren de intervención quirúrgica como: botox, rellenos faciales o inyección de Plasma; esta última se basa en la centrifugación de la propia sangre previamente obtenida, para luego volverla a introducir en la piel.
Por lo general, el periodo de recuperación luego del estiramiento facial, tiende a durar entre 3 a 4 semanas, por supuesto cumpliendo rigurosamente con las indicaciones post operatorias del especialista.
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